miércoles, 17 de octubre de 2007

Jamás seré poetisa

Bajaría la cremallera de mi piel
Para juntar tus huesos con los míos
Pero mi cuarto está nublado
Y en la plaza sólo hay vidrio.

Entre los truenos camino,
Doy zarpazos
Para alejarte de mis instantes
Y una pareja indeseable se besa
Protegida en su coche.
Frío, hace tanto frío.
Se besan y luego me miran. Se ríen. Se besan y se besan.

Pienso en convertirme en sangre
Para poder diluirme en cualquier mente


Y en el calor
Y en la lluvia que me atrapa, la del alma.

Qué miseria.

Me protejo en cualquier toldo con goteras
Situada en el agujero perfecto
me moja mi patetismo.
A la izquierda una niña
Con paraguas
y abrigo rojo
enseña una flauta
Y pregunta si es dulce.
Entonces recuerdo mis ojeras
Y mi amargura
Las canas
Los hombres que ya no me miran
Y los reflejos que tanto evito
-en los espejos-
-en los cristales-
-en los charcos-
-en tus ojos- sí, sobre todo ahí.-

Ojalá pudiera frotarme en ti
Bajar la cremallera de mi piel
Para encajar contigo
Pero aquí hace frío
Y al final tanta lluvia
oxidó
la abertura.

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