sábado, 24 de noviembre de 2007

Luces



Su nombre es Lucía. Aunque para la luz no existe el pasado. El domingo más central de Julio, como el sol por el verano, cumplió: tres irrefrenables añitos. Y ya por sus ricitos castaños, empieza el peinado de la vida y sus nudos, a hacerse largos con el tiempo. También tras la sonrisa, entre los ojos una sensación comienza su escondite. Tapada por la vida. Envidrada. Como las gafas graduadas.
Uno escribe de tantas cosas que le conmueven que a menudo, se deja los movimientos más reflejos. Más motores, más vida. Llevo ésta parte escrita desde hace tiempo, con poca vergüenza haciéndola grande.
Lucía, es la mayor de mis sobrinas. Me ha prometido un baño con ella, pero ya no por la pequeña dando vueltas sujetada así…, de las manitas. Sino con los manguitos por la grande, conmigo, solita. Y yo, necesito ese baño. Ya acabó el verano, y sigue el otoño desflorando el grano sin remedio, de agentes externos rodeado, y la semilla ahí, viéndolo, entendiendo, o haciendo cómo, o pensando qué. Pero prometo que lo tuve, nos bañamos juntos.
Hubo un intento de poema para ella. Que quedo, más bien en una carta del abuelito bonachón del Polo (Noel). Que le hablaba, de la luz que era ya en la barriguita de su mamá, de la magia que tenían las puntas de su vida, del estado único en el que se encontraba (como si de un barbudo terapeuta argentino se tratara), y le dejaba unos regalitos, por lo buena, por lo niña. Y poco más. A fomentar el disfraz. Un contribuir como todos en apagar esa llama. Regando. Pese a pensamientos de la diferencia todavía en sus ojos. Enterrando la llave bajo del enturbiado recuerdo del que se busca desde entonces. Totalmente escondido, invisible a si mismo.

Qué estás haciendo cariño?
Un camión
¿Sin ruedas?
Sí… Sin ruedas.
Que buena idea.
¿Vuela, no?
Sí, claro.

De niño me fijaba demasiado en la gente, en las cosas, observaba como cada uno se comporta, dice, piensa, hace, sus motivos. Algo así recuerdo, no se tiene cogido el mango, en esto, nunca, ni siquiera por el momento en el que ocurre. Sé, que preguntaba. Lucía, como todos los niños, hace lo mismo. Trata de encajar las piezas, después acabas lanzando el puzzle.
Lo he visto desde el principio. Cuando intentaba hablar con ella sin decirle nada, como sigo haciendo con su hermana Yoli, la pequeña. Tan equivocado como estaba.

Mira Lucía, mira, ahí está el tete, durmiendo la siesta….
¿Entramos a verle?
Vale
Sergio...
Dile, sergiomanuelito
Tete…
No…, Lucía así no te oye.
Acércate más
Es que…, está durmiendo…no quiero despertarlo…

E intento darles espacio, sin tocarlas, me dijeron que con niños es distinto. Y ellas me miran diferente, como reconociendo el cambio.


Dime algo, guapa.
Mamá,
Maaaamá…
Dime algo,… cariño….
¿Quieres verte?

Aaáuaauaaá

¿Eh?..., ¿Quieres verte?
Una cara fea, venga, una carita fea. Trasto.
¿Le tiras un besito a la cámara?
No te comas el móvil
Una cara fea, una carita fea.

Uaaaaá, máma, máma, tete…

No te enfades, el móvil no se come es para ver y oír…
¿Le tiras un besito a la cámara?

¡¡Aaaag!!

Mira que te como

¡¡Aaaaaag!!

Que te como
Guuuuurrr, guuurrrr!
No te rias…

Aaaaag

Que te como trasto
Que te como….

Algún día, queridas mías, os lo devolveré todo. Ayudaré a que brille como debe, como es, toda vuestra Luz, fogón de vida. Algún día, hoy, que mi voluntad se está haciendo, deshaciéndose el Ego como plastelina. Hoy, que mi voluntad se hace dura y antigua como la piedra. Y cuando quiero algo, hoy, ahora, voy, como esa roca que cae en el estanque.

2 comentarios:

Velocet dijo...

Estos pequeños bastardos resultan asquerosamente adorables :)

Qué estás haciendo cariño?
Un camión
¿Sin ruedas?
Sí… Sin ruedas.
Que buena idea.
¿Vuela, no?
Sí, claro.

De eso estoy hablando.

Beautiful entry :)

morgana dijo...

Tengo pilas de frases dichas por niños, son absolutamente imperdibles, impresionantes.
Pero lo bueno de esto, es que te conmuevan.
Saludos culinarios.