ella estará soñando pero eso no cambia nada.
cae la noche y hace tanto frío
que duele respirar al salir de la ducha
ando algo inquieto,
ajeno a la catástrofe térmica y al turrón de almendra,
recorro los pasillos con los pies enfundados
en cabezas de mamíferos peludos
y camisa corta tropical
algunos papeles, horarios de tren y mapas de París
sobresalen del bolsillo interior de mi chaqueta favorita
mientras yo intento recordar nombres curiosos
de enfermedades mortales: me siento extraño
no he leído mucho desde que llegué
pero sigo escupiendo algo de dinero en las manos de los libreros
para sentirme mejor
por si fuera poco, los manuales de la universidad siguen intactos
pereza, cansancio, irresponsabilidad…
todo me provoca sueño
cada vez escribo menos,
es posible que el teclado esté ardiendo,
que el fuego siga alimentándose de mis poemas,
que los aviones despeguen con asientos vacíos,
que mañana todo siga igual
e incluso que no sintamos gran cosa
y no es grave:
de hecho, siempre pasa.
3 comentarios:
Querido Gari:
En cada centimetro de piel hay un renglón de alguna página de no se que libro que me recuerda a ti, compañero.
Hace días recibí tu carta desde la habitación del vigía insomne. Venía arrugada y húmeda, bordeada de mar y cielo raso. Olía a corales y algas, a sal, a desmemoria. Decía poca cosa, quiero decir, de tí. Relataba largas jornadas de marinera lucha con los elementos y hondas noches encerrado entre astrolabios temblorosos y cuadrantes mordaces, entre mapas y tazas vacías de ron.
Al fin si, dices algo así como "seguro que no podría haber sido de otra manera" y aquello de "pero ella espera".
No hay en tu caligrafía una sola linea serena. Todo es fugaz y relampagueante, a golpe de tinta y genio. Dices de rutas no exploradas, hablas de monstruos no vistos, comentas de posibles arrecifes coronados de oro, mentas extraviadas Islas refugio de piratas y penados. Comentas de las chapuzas que sostienen tu navío, de la holganza de la tripulación, de la mala cocina del barco, de la sospecha sobre el contramaestre, de los raros ruidos nocturnos de la bodega, del cielo que durante días trajo tormenta y sombra. Pero poco hablas de tí. Quizá al final, justificas tu viaje por amor a aquella anciana que depositó en tu mano una moneda gris olmeca.
¿Qué sentido tiene ser el rey de los piratas si no se está donde uno se siente libre?
Eso no lo dice tu carta. Eso viene en la textura de sangre y lágrima que curte el manuscrito. Viene en la rugosidad, en el olor, en la tonalidad apagada del lienzo.
Y yo, hermano, tan seguro y tan protegido en este huevo de aguila, en este nido a cubierto, no en peñascos, sino en cueva, leo y callo. Ni defender se la locura, ni negar que sobre ella es más difícil ahogarse en estos extraños días de camuflaje y desconsuelo.
Tu Viktor
aún no he leído su poema, pero mi madre dice, que se nota que es un viajero.
siempre que lo ha leído, lo ha dicho.
y cogiendo un poema sin saber de quién era decía: éste es de Gari, seguro. Se nota, un viajero, de ninguna parte, de todas partes.
voy a leerlo.
Tus comentarios siempre eclipsan al objeto del comentario. No merezco tanta atención. Me abrumas con tu bondad, Viktor.
Ojalá más personas fueran más tú, es todo lo poco que puedo decir.
Viajero... cuando ryanair me lo permite. Ojalá tengais razón.
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