El poeta uruguayo Eduardo Milán dará un recital en el Paraninfo de la Universidad Politécnica de Valencia el próximo Martes 15 a las 20:00 hs. Una oportunidad única de escuchar al poeta y dialogar con él. Presentará a Eduardo Milán el poeta Antonio Méndez Rubio.
La palabra del mundo: ganó el afuera.
la palabra interior, no vista
ni victoriosa, sin distancia
ni comienzo, suspendida en su pérdida
ante los ojos. Todos los ojos
están fijos en las cosas del mundo,
los pájaros incluso. Pero incluso
tiene algo secreto que la guarda,
mira hacia adentro, la mira:
está siendo mirada por el ojo del pájaro
la palabra interior, tensa.
Para escuchar el poema en la voz de Eduardo:
Pulir huesos: Fragmento de la entrevista a Eduardo Milán por Eduardo Fariña Póveda. Revista 7de7
Las cosas no sólo se reconocen por su presencia física.
También por sus efectos, por su resonancia”
Eduardo Milán (Uruguay, 1952), actualmente considerado uno de los poetas más significativos en lengua española.
Acaba de compilar Pulir Huesos (Galaxia gutenberg, 2007), una muestra de escrituras de autores latinoamericanos nacidos entre 1950 y 1965. En la última parte del prólogo, apunta Eduardo Milán: “El intento de transmitir un determinado lapso temporal de escritura no implica el esclarecimiento de su problemática y menos su simplificación. Por el contrario, a veces el planteo de una realidad de escritura en este tiempo parece colaborar con el oscurecimiento, si no de la escritura, del tiempo que planteo”. La presente muestra - inhabitual y atractiva – hace posible un importante llamado de emergencias y radicalidades, materializadas en las poéticas presentadas, que conviven en este mundo, cercado de conflictos e incertidumbres. En la siguiente entrevista, Milán reflexiona sobre la conciencia crítica del lenguaje en las poéticas presentadas, los destiempos posibles en el presente y momentos clave en la poesía latinoamericana.
1) Eduardo, en los albores del siglo XXI, con la consolidación de la cultura de la imagen, la ingeniería genética y exploración cada vez más sofisticada en el espacio, me gustaría que reflexionaras acerca del sentido o la realidad fragmentaria que rodea a la escritura. Más allá de que nos detengamos en si es necesario o no escribir poesía, ¿De que manera hoy el creador despliega su potencial y se enfrenta a la propia agonía?
El fragmento es lo que queda de un desprendimiento con una anterioridad y con una posibilidad venidera, en una manera de ver. En otra, es una consistencia, un autoabastecimiento que se logra por olvido del desprendimiento. Es cuando el fragmento adquiere “valor en sí mismo”.
Están rotos los lazos con el futuro –salvo por la lucha- y con el pasado –salvo por la resistencia. Nuestra existencia es fragmentada. Eso coincide con ciertas prácticas de la escritura ahora. Esa coexistencia puede tomarse como una fidelidad poética a la imagen que el tiempo reclama. Una poética fragmentaria equivaldría a una temporalidad vivida realmente existente. Ahora bien, el presente es insostenible salvo por asentimiento o por epifanía. Tendemos a durar, a proyectarnos y la duración es lo que está en juego. El presente agota vivido como única posibilidad, es noria, presos de Van Gogh dando la vuelta al patio. Toda la maquinaria del sistema está concebida para perpetuar el presente. De ahí esa sensación horadante del presente, de trompo que comienza a agujerear el suelo, de buitre que se come las entrañas. Sólo quien lucha por re-entroncarse con los fragmentos desprendidos logra saltar el presente. Re-entroncarse=re-encontrarse. Es una metátesis y es más que una metátesis.
Me interesa la imagen carente del fragmento, lo que no tiene y que lo consolida tanto. Hay una ética en la escritura fragmentaria que no hay en la escritura que pretende “conservar” las formas poéticas tradicionales. El fragmento pertenece a lo conversado, a la poética de la conversación, que es inexacta, artificial y suspendida. Creo que tiene razón Blanchot y tiene razón Paul Simon: esto es un diálogo interrumpido, una conversación interrumpida. Escribimos lo que quedó de aquello. Si buscamos cambiar el mundo –en el sentido poético que le cabe a una transformación mayúscula como la que le espera al mundo- es para mantener la escritura del resto de la conversación interrumpida, para seguir escribiendo los fragmentos de aquella conversación. No para conservar la conversación, que ya no es posible: conservación/conversación. Es una metátesis. Pero es más que una metátesis.-----------
2) En varias entrevistas has señalado tu admiración por Vallejo, Parra y De Campos. ¿De que manera influyeron en tu escritura?
Vallejo logró dar una sensibilidad muy latinoamericana y a la vez muy humana por la carencia, por el no haber.
Hay una emanación de infancia que agarró por el camino de la desolación porque los otros estaban bloqueados. Le echaron amargura encima al amarillo limón. Los niños, que son los que hacen como si hablaran, son fragmentos. Hay adultos que se aprovechan del estado fragmentario de los niños. Los adultos que sí hablan del otro lado de la pared.
Trilce es pedacería poética, Poemas humanos no. Sin embargo, uno no llena al otro. Si bien el segundo parece establecer la sintaxis tambaleante y entrecortada del primero, lo que hay es un pasaje de la materia al concepto. Son las dos partes del cuerpo latinoamericano en expresión efervescente, que hormiguea. Vallejo da lugar a Parra, el poeta latinoamericano más importante en términos de cambio, de la segunda mitad del siglo XX.
A partir de Poemas y antipoemas, libro publicado en 1950, la poesía latinoamericana cambia. Cambia tanto que una buena cantidad de poetas no consideran par a Parra. Al poeta no le gusta que le cambien la poesía.
Pero todo lo que permanece, permanece porque cambia. Si no hubiera existido Parra la poesía latinoamericana hubiera vuelto a las poéticas gongorinas virreinales o sea al Siglo de Oro español. Parra, en ese mismo linaje que me interesa, permite la entrada de Carlos Martínez Rivas, un crítico furibundo del lugar que el poeta se otorga como proyección de aquel personaje del siglo XIX que todavía sobrevive entre nosotros. De Haroldo se aprende a cómo leer la literatura del mundo desde América Latina, cosa que Haroldo aprende de Pound. Es difícil no tener algo que ver con la poesía norteamericana del siglo XX, con los “modernos” sobre todo y con lo que de allí viene. Pero también aprendí mucho con Décio Pignatari, otro de los poetas concretos. Y nunca escribí poesía concreta. Uno puede aprender sin hacer lo mismo donde hay generosidad.
Para leer la entrevista completa:
http://sol-negro.blogspot.com/2008/02/pulir-huesos-entrevista-eduardo-miln.html
Las cosas no sólo se reconocen por su presencia física.
También por sus efectos, por su resonancia”
Eduardo Milán (Uruguay, 1952), actualmente considerado uno de los poetas más significativos en lengua española.
Acaba de compilar Pulir Huesos (Galaxia gutenberg, 2007), una muestra de escrituras de autores latinoamericanos nacidos entre 1950 y 1965. En la última parte del prólogo, apunta Eduardo Milán: “El intento de transmitir un determinado lapso temporal de escritura no implica el esclarecimiento de su problemática y menos su simplificación. Por el contrario, a veces el planteo de una realidad de escritura en este tiempo parece colaborar con el oscurecimiento, si no de la escritura, del tiempo que planteo”. La presente muestra - inhabitual y atractiva – hace posible un importante llamado de emergencias y radicalidades, materializadas en las poéticas presentadas, que conviven en este mundo, cercado de conflictos e incertidumbres. En la siguiente entrevista, Milán reflexiona sobre la conciencia crítica del lenguaje en las poéticas presentadas, los destiempos posibles en el presente y momentos clave en la poesía latinoamericana.
1) Eduardo, en los albores del siglo XXI, con la consolidación de la cultura de la imagen, la ingeniería genética y exploración cada vez más sofisticada en el espacio, me gustaría que reflexionaras acerca del sentido o la realidad fragmentaria que rodea a la escritura. Más allá de que nos detengamos en si es necesario o no escribir poesía, ¿De que manera hoy el creador despliega su potencial y se enfrenta a la propia agonía?
El fragmento es lo que queda de un desprendimiento con una anterioridad y con una posibilidad venidera, en una manera de ver. En otra, es una consistencia, un autoabastecimiento que se logra por olvido del desprendimiento. Es cuando el fragmento adquiere “valor en sí mismo”.
Están rotos los lazos con el futuro –salvo por la lucha- y con el pasado –salvo por la resistencia. Nuestra existencia es fragmentada. Eso coincide con ciertas prácticas de la escritura ahora. Esa coexistencia puede tomarse como una fidelidad poética a la imagen que el tiempo reclama. Una poética fragmentaria equivaldría a una temporalidad vivida realmente existente. Ahora bien, el presente es insostenible salvo por asentimiento o por epifanía. Tendemos a durar, a proyectarnos y la duración es lo que está en juego. El presente agota vivido como única posibilidad, es noria, presos de Van Gogh dando la vuelta al patio. Toda la maquinaria del sistema está concebida para perpetuar el presente. De ahí esa sensación horadante del presente, de trompo que comienza a agujerear el suelo, de buitre que se come las entrañas. Sólo quien lucha por re-entroncarse con los fragmentos desprendidos logra saltar el presente. Re-entroncarse=re-encontrarse. Es una metátesis y es más que una metátesis.
Me interesa la imagen carente del fragmento, lo que no tiene y que lo consolida tanto. Hay una ética en la escritura fragmentaria que no hay en la escritura que pretende “conservar” las formas poéticas tradicionales. El fragmento pertenece a lo conversado, a la poética de la conversación, que es inexacta, artificial y suspendida. Creo que tiene razón Blanchot y tiene razón Paul Simon: esto es un diálogo interrumpido, una conversación interrumpida. Escribimos lo que quedó de aquello. Si buscamos cambiar el mundo –en el sentido poético que le cabe a una transformación mayúscula como la que le espera al mundo- es para mantener la escritura del resto de la conversación interrumpida, para seguir escribiendo los fragmentos de aquella conversación. No para conservar la conversación, que ya no es posible: conservación/conversación. Es una metátesis. Pero es más que una metátesis.-----------
2) En varias entrevistas has señalado tu admiración por Vallejo, Parra y De Campos. ¿De que manera influyeron en tu escritura?
Vallejo logró dar una sensibilidad muy latinoamericana y a la vez muy humana por la carencia, por el no haber.
Hay una emanación de infancia que agarró por el camino de la desolación porque los otros estaban bloqueados. Le echaron amargura encima al amarillo limón. Los niños, que son los que hacen como si hablaran, son fragmentos. Hay adultos que se aprovechan del estado fragmentario de los niños. Los adultos que sí hablan del otro lado de la pared.
Trilce es pedacería poética, Poemas humanos no. Sin embargo, uno no llena al otro. Si bien el segundo parece establecer la sintaxis tambaleante y entrecortada del primero, lo que hay es un pasaje de la materia al concepto. Son las dos partes del cuerpo latinoamericano en expresión efervescente, que hormiguea. Vallejo da lugar a Parra, el poeta latinoamericano más importante en términos de cambio, de la segunda mitad del siglo XX.
A partir de Poemas y antipoemas, libro publicado en 1950, la poesía latinoamericana cambia. Cambia tanto que una buena cantidad de poetas no consideran par a Parra. Al poeta no le gusta que le cambien la poesía.
Pero todo lo que permanece, permanece porque cambia. Si no hubiera existido Parra la poesía latinoamericana hubiera vuelto a las poéticas gongorinas virreinales o sea al Siglo de Oro español. Parra, en ese mismo linaje que me interesa, permite la entrada de Carlos Martínez Rivas, un crítico furibundo del lugar que el poeta se otorga como proyección de aquel personaje del siglo XIX que todavía sobrevive entre nosotros. De Haroldo se aprende a cómo leer la literatura del mundo desde América Latina, cosa que Haroldo aprende de Pound. Es difícil no tener algo que ver con la poesía norteamericana del siglo XX, con los “modernos” sobre todo y con lo que de allí viene. Pero también aprendí mucho con Décio Pignatari, otro de los poetas concretos. Y nunca escribí poesía concreta. Uno puede aprender sin hacer lo mismo donde hay generosidad.
Para leer la entrevista completa:
http://sol-negro.blogspot.com/2008/02/pulir-huesos-entrevista-eduardo-miln.html
Revista sie7edesie7e
Insistir en la resistencia, en blog de Marcos Canteli:
2 comentarios:
Muchísmas gracias, Laura.
Perfecto tu estreno en el blog.
¡Besos!
Buenísimo.
Ahí estaré.
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