lunes, 12 de mayo de 2008

BARRIOS QUE NO EXISTEN

I



Lo accidental y lo occidental en griterio
son coordenadas
de un mismo desorden: tu tiempo.

Ábrase una puerta. Ni el hambre ni el gozo
la calle y el semáforo
han desmentido. Detrás del muro, sí.

Rotos, en un contenedor, los zapatos, el libro,
una púa de la guitarra que nunca sonó mejor
que un hachazo.







II



En un barrio que no existe, en las afueras,
caen y caen deshiladas
las paredes, los párpados, las infancias, irreconocibles.

Estan dando vueltas. Voltean su nada. Verles
requiere ir a un barrio que no existe,
desubicar del mapa nuestra mirada: tocar la furia.

Negras pintas. Alúd.
Cómo la escritura sobre blanca impaciencia.
Es no un canto, apenas el pesado entinte del dolor.





III



Y caen, caen de los cinco colores, las brumas no.
Se espesa la gran masa
de ladridos, de ladrillos contra la carne.

El mundo es tres veces animal.
Escaramuza, tachadura, ventilador.
Apretado, el día se remueve, llagas al aire.

Lo occidental y lo accidental han cumplido
su amenaza y el morirse
también es ya un asunto sin papeles.






Víktor Gómez


5 comentarios:

Laura Giordani dijo...

Imagino qué ventanas y umbrales desleídos han disparado este poema, Víktor.

Muy elocuente y agrietado como esas fachadas que vimos, en la espalda de una ciudad opulenta ("que miente sus fulgores" como diría Arturo en Seis metros), escondiendo sus jirones.

Un gusto leerte,

Laura.

Poesia dijo...

Al leer tu poema me ha venido a la cabeza un barrio que todos tenemos cerca y al que estan a punto de fulminar para abrir esa nueva, pletórica i descomunal avenida al mar.
Todas las ciudades tienen barrios que gritan para los que no les quieren oír, desde la invisiblidad de los que no les quieren ver.
Me ha gustado mucho Víktor, lo he sentido. De verdad.

Un abrazo.

Víktor Gómez Valentinos dijo...

LAURA:

Recuerdo que dijeron que "en el Norte de la ciudad habitaban los sures". Sures diversos y aglomerados que no existen, que nadie transita en su ruta turística (hasta allí no llegan ni las líneas de autobus, ni el bus turístico, ni pasan los taxis, ni llega el tren) por esa Mediterranía zaplanista y desconcertante.

Recuerdo que dijeron que sobre ochenta mil personas son invisibles en unas barriadas cuyas fachadas no han cambiado en los últimos 30 años. Permanecen. Y recuerdo que el sueldo que cobra en Telfónica su alto directivo para Europa (que no habla ni inglés, ni francés, ni italiano, ni alemán, ni... ) bastaría para darles a esas ochenta mil personas, con nombre y dirección postal una mejora urgente de infraestructuras. 2 millones de euros al año, 10 millones en un lustro bastan para hacer visible el norte de Alicante.

Esto es poco poético, pero qué se le va a hacer.

A mi me queda una cierta rabia, impotencia, asombro, escozor. Crece adentro y se expande.

Laura, ¿qué hacer con tanto dinero secuestrado por los ladinos? ¿qué hacer con los ladinos secuestrados por el dinero?

¿qué hacer sino sumarse en voz, palabra, escritura y tiempo personal a aquellos a los que les hemos quitado hasta la licencia para morir dignamente?

No entiendo poesía sin vida. Y no entiendo la vida hoy, no entiendo mi vida hoy sin mirar esos barrios que "si existen" que "si cuentan" que "si tienen derechos y libertades que recuperar.

Un beset

Viktor

Víktor Gómez Valentinos dijo...

Jenni:

Gracias. Muchas gracias, compa.

Ojalá te movilice hacia lo que tú consideres prioritario.

Un beset

Viktor

Laura Giordani dijo...

Amén, Víktor.

Laura.