NACIMIENTOS (II)
Te contemplo sentado en tu banco,
Vicent,
en la plaza:
una mano que reposa sobre tus libros
de poemas,
las piernas cruzadas
holgadamente,
la mirada amigable y serena,
confortante,
bajo la luz
y el calor de las tardes de julio
que tanto amaste y tanto amas...
Y los pájaros,
que a menudo te visitan y se posan
y revolotean entorno tuyo,
porque quieren comer de tu pan
-ellos saben que desciendes
de una larga familia de panaderos,
aunque nunca leyeron tus versos-,
se han transformado de pronto
en unos niños de entre cuatro y seis años
que juegan incansables
a trepar por tu espalda dando voces
hasta colgarse de tus hombros
como sacos de harina.
Te acarician la calva y se ríen.
Curiosean tu atuendo sencillo,
tus libros,
te pellizcan la papada
y hacen bromas sobre la redondez
casi perfecta de tu cara
y el tamaño de tus gafas...
Probablemente no han aprendido a leer todavía,
Vicent,
pero seguro que intuyen que vienes
de una larga familia de panaderos
-o quizá ya lo sepan,
porque se lo han escuchado cantar
a otros pájaros-;
y por eso se agitan
y te hacen fiestas:
esperando que les des de comer de tu pan
y les hagas regalos...
Así que tú los recibes alegremente
y nos hablas,
abandonando por unos instantes insólitos
la rigidez en los miembros
y el color azulado
de tu estatua.
3 comentarios:
Muy bello hermano, muy tuyo
Javier, hacía mucho que no me paraba a leer nada en plan serio, a los dos versos, me cansaba de nosotros, habré cambiado, ahora, para que algo me guste, cuesta más. Pero con tu poema ha sido distinto, me ha enganchado de cabo a rabo.
Así que, enhorabuena. Me ha encantado.
Lucía, guapa, cómo estás? Me alegra mucho que te guste. Disfruta del viaje y sobre todo cuídate mucho, que tenemos que repetir otra cena: lo pasé de maravilla. Te sigo leyendo y ya sabes lo que opino sobre tus versos...
Acuérdate en los aeropuertos de los que nos quedamos a la espera del reencuentro.
Un fuerte abrazo!
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