Volcar de nuevo la carga de las alforjas, con solo lo preciso: el sorbo de aire o el bocado de tierra, que ya el viaje proveerá con el resto, haciendo más grande el agujero, para que todo caiga, otra vez, de nuevo.
Rendirse ante el funcionamiento del todo, y hacerse nada, uno, con él.
Y sí, uno no cesa de buscarse en todos los sitios, cuando va, y se tiene delante mismo, y de frente, y debajo, y en todos los sitios…
Y he rastreado tras las esencias, una verdad. Y no hay otra, que mi intención, vana, por separarla de mí.
Si al reclamo, por una vista bipolar se seca toda óptica. Y más de veinte años después, vuelvo a tirar la peonza y tuve que volver a aprender. Poco importa que debiera haberle escrito algún poema más, si a las sílabas les sigue el humo.
Se olvida pronto al niño, se adueña de él, por desgracia, el mundo de los mayores, tanto ruido hay fuera.
Ese es mi trabajo ahora, aglutinar todos mis yo, que fueron quedando fuera de la ecuación, o al menos en la inmensidad de la sombra.
Y no se llena la vida de años tan sólo, de vueltas al sol, sino que se llenan los años de vida. Las cosas más importantes de la vida, no son en realidad, cosas.
Los colores medianos, las diferentes longitudes de onda, entre la congelación alerta del letargo de convertirse en piedra. Hay tanto de mí, en las estrellas. Fotones que se mueven a la velocidad de Planck, que no dejan de hacer mundo. Para que exista algo, debe de estar iluminado, tiene que tocarlo la luz, o en la sombra está, en todos los sitios a la vez…
Mi proceso se encuentra, intentando no pensar, asemejándose a la magnitud de una vida que es, un misterio, y así debe de ser la reacción ante ella. Atrapar el momento presente, sin palabras ni pensamientos, y estar alerta. Dispuesto para la batalla propia, sin despistarme en los resultados.
Y uno puede haber leído a Tagore, por ejemplo. O el Dhammapada, o incluso el Bhagavad Gita. Y haber visto Zeitgeist (fácilmente en el google) o loose change, y entender un poco más el orden del mundo, y como en ajedrez se mata uno sus torres para enriquecer a la reinona… Y no serme extraño por estar también en mí, y volver al trabajo del día como si fuera el último.
Y haberse encontrado cara a cara, con un pedo mental, por lo cerca que está la verdad, de cada uno, en un mundo cuántico. Y qué decir de los Mayas, y sus profecías, y el ciclo del viaje en órbita del sistema solar por la galaxia, hasta estar otra vez en la mañana (el punto más cercano al centro de la galaxia), allá por el 2012. Y como éste pueblo desaparecido fue, el primero en observar, el primero en crear realidad y con los fotones de su mirada, hacer posible…
Convencido estoy, la huida no ha llevado a nadie a ningún sitio. Y no hay mayor valor, ni existe otro refugio, que uno mismo. Cada cual que haga y juegue su ficha.
1 comentario:
esas pelis son la ostia, los mandamases yanquis siempre manejando nuestros destinos. Y lo de los mayas,buuuf, hay que prepararse
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