miércoles, 24 de septiembre de 2008

EL ARBOL

"La risa se mantenía alerta. Una vez descubierta, toda herida es resplandeciente; sobre todo cuando es invisible"
Edmon Jabès, Tres chicas de mi barrio (1947-1948)


Y:

Hay un nudo de sangre, río del mundo,
que tiene el color de los pájaros insomnes
que tiene el rumor de los desiertos
y la aspereza de las rocas redondeadas por el viento.

Hay un nudo
que nos une
y un desnudo horror que nos separa.

Ni las balas, ni el tumor de machetes
que se extiende por África, ni las fosas de ángeles
ni el tufo de la carne pudriéndose
ni el mar de ceniza donde hubo una aldea.

Lo que me hierve esa sangre hermana
es la rigidez de mis huesos,
la paradoja de mi hartazgo sobre sus escombros,
el sueño plácido
que no alteran las cifras del tumulto.

Hay un nudo de sangre
que se encarama a una palmera
que salta desde un muro genocida
que se estrellará en el mar.

De venas, no de apellidos, construiré
un árbol familiar.
El árbol de los cien mil nudos.

Desde su sombra no distingues
la piel ni la corpulencia
del forastero, solo su sonrisa.

Que es la sonrisa el pasaporte de los nudos
de éste árbol transparente.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

"De venas, no de apellidos, construiré/ un árbol familiar."

Me gustan mucho estos versos, Víktor. Y mucho más todavía el propósito.

(Leí la carta)

Un abrazo.

J.Uve

Víktor Gómez Valentinos dijo...

Gracias, compa. De tí, es un gran regalo esa lectura y complicidad

Tu Viktor