viernes, 31 de octubre de 2008

Hablas de deudas, mi amor,
y yo no soy y por tanto nada
me debes
ni la palabra ni el silencio
de mi afonía repentina
que por ti y por todos ellos
me hundió en mi oscuridad azul
como si
tuviera derechos
yo a ser
yo
a hundirme

esa explosión que son ahora mis ojos
y mi tripa que también se abre
y se cierra
pensando en ti
como ahora pienso


por todo aquello que…
Daño
y
más de una noche violeta
desgarrada por el insomnio
junto a los poemas que todavía se atrevían
a mirarme
a responderme

y pensando en ti
como ahora pienso

cerrar todos esos libros
no tener tiempo de nombrarlos todos
¿a quiénes? ¿dónde se han quedado?
¿quién por qué no responde?
y es que si no cierro, mi amor,
si no cierro, ¿cómo lo hago para
seguir?

¿Y cómo lo hago para seguir sabiendo
que he cerrado?
No escuchar las lágrimas
que salen de esas hojas negras
parece fácil
pero él está enfermo
no tiene dinero
y yo
me estoy guardando el dinero
para poder pagar el primer mes
de un alquiler contigo.

Y no sé hacerlo mientras
explotan mis ojos y se abre mi tripa.

Pensando en ti como ahora pienso
cerrar. Cerrar. Cerrar.