jueves, 8 de octubre de 2009

Los portadores de sueños. Gioconda Belli


En todas las profecías está escrita la destrucción del mundo.
Todas las profecías cuentan que el hombre creará su propia destrucción.

Pero los siglos y la vida que siempre se renueva
engendraron también una generación
de amadores y soñadores,
hombres y mujeres que no soñaron
con la destrucción del mundo,
sino con la construcción del mundo
de las mariposas y los ruiseñores.

Desde pequeños venían marcados por el amor.
Detrás de su apariencia cotidiana guardaban la ternura y el sol de medianoche.
Las madres los encontraban llorando por un pájaro muerto y más tarde también los encontraron a muchos muertos, como pájaros.
Estos seres cohabitaron con mujeres traslúcidas y las dejaron
preñadas de miel y de hijos verdecidos por un invierno de caricias.
Así fue como proliferaron en el mundo los portadores de sueños,
atacados ferozmente por los portadores de profecías habladoras de catástrofes.

Los llamaron ilusos, románticos, pensadores de utopías dijeron que sus palabras eran viejas y, en efecto, lo eran porque la memoria del paraíso es antigua como el corazón del hombre.
Los acumuladores de riquezas les temían lanzaban sus ejércitos contra ellos, pero los portadores de sueños todas las noches
hacían el amor y seguía brotando su semilla del vientre de ellas,
que no sólo portaban sueños, sino que los multiplicaban y los
hacían correr y hablar.

De esta forma el mundo engendró de nuevo su vida como
también había engendrado a los que inventaron la manera de
apagar el sol.
Los portadores de sueños sobrevivieron a los climas gélidos
pero en los climas cálidos casi parecían brotar por generación
espontánea.
Quizá las palmeras, los cielos azules, las lluvias torrenciales
tuvieron algo que ver con esto.

La verdad es que como laboriosas hormiguitas, estos
especímenes no dejaban de soñar y de construir hermosos
mundos, mundos de hermanos, de hombres y de mujeres que
se llamaban compañeros, que se enseñaban unos a otros a
leer, se consolaban en las muertes, se curaban y cuidaban
entre ellos, se querían, se ayudaban en el arte de querer y
en la defensa de la felicidad.

Eran felices en su mundo de azúcar y de viento, de todas
partes venían a impregnarse de su aliento, de sus claras
miradas. Hacia todas partes salían los que habían conocido
portando sueños, soñando con profecías nuevas que
hablaban de tiempos de mariposas y ruiseñores y de que el
mundo no tendría que terminar en la hecatombe.

Por el contrario, los científicos diseñarían puentes, jardines,
juguetes sorprendentes para hacer más gozosa la felicidad
del hombre.

Son peligrosos- imprimían las grandes rotativas
Son peligrosos- decían los presidentes en sus discursos
Son peligrosos- murmuraban los artífices de la guerra.
Hay que destruirlos- imprimían las grandes rotativas
Hay que destruirlos- decían los presidentes en sus discursos
Hay que destruirlos- murmuraban los artífices de la guerra.

Los portadores de sueños conocían su poder por eso no se
extrañaban, también sabían que la vida los había
engendrado para protegerse de la muerte que anuncian las
profecías y por eso defendían su vida, aun con la muerte.

Por eso cultivaban jardines de sueños y los exportaban con
grandes lazos de colores.

Y los profetas de la oscuridad se pasaban noches y días
enteros, vigilando los pasajes y los caminos buscando estos
peligrosos cargamentos que nunca lograban atrapar. Porque
el que no tiene ojos para soñar no ve los sueños ni de día,ni
de noche.

Y en el mundo se ha desatado un gran tráfico de
sueños que no pueden detener los traficantes de la muerte;
por doquier hay paquetes con grandes lazos que sólo esta
nueva raza de hombres puede ver.
La semilla de estos sueños no se puede detectar porque va
envuelta en rojos corazones, en amplios vestidos de
maternidad donde piesecitos soñadores alborotan los
vientres que los albergan.

Dicen que la tierra después de parirlos desencadenó un
cielo de arcoiris y sopló de fecundidad las raíces de los
árboles.
Nosotros sólo sabemos que los hemos visto, sabemos que
la vida los engendró para protegerse de la muerte que
anuncian las profecías.

1 comentario:

Dulce Miel dijo...

fuerza para empujar tu quitud hasta los recuerdos de una memoria antes de la tierra antes de la respiración.