martes, 9 de octubre de 2007

Micro-relato

Le gustaba escribir todos sus deseos, sobre todo cuando sabía que no se cumplirían.

Esa mañana, mientras se pintaba los ojos en el gran tocador heredado de su tatarabuela se sintió tan cansada con su vida que decidió tomar medidas. Cuando terminó de dibujar la línea perfecta que contorneaba sus grandes ojos negros se giró despacio intentando que su reflejo multiplicado en la confrontación de los dos espejos permaneciese inmóvil, y mirando su trasero dijo en voz alta:

- “Ahora sí que tengo un precioso culo.”

Le gustaba escribir sus deseos frustrados y consideraba que ése era su método personal para ser feliz, encontraba en la literatura las carencias de la vida. Sus padres la consideraban feliz, sus amigos la consideraban feliz e incluso ella se consideraba feliz.
Había estado una semana recluida en casa ignorando cualquier intento amistoso por sacarla del cochambroso cuarto en el que sobrevivía a base de agua, libros y deporte en espacio reducido. Pero ya había conseguido su objetivo y se disponía a salir.
Acostumbrada a dejarse acariciar por hombres cuarentones casados o recién separados que babeaban por su joven y todavía erguido culo de veinteañera, no sabía si plantarse en casa de aquel niño de 18 años sería buena idea. Sólo sabía de él lo que por internet le había mostrado, su cara de niño bueno y un poderoso bagaje cultural anacrónicamente extenso. No sabía ni si tendría novia o si su precioso culo sería suficiente para él.
Pero cuando pudo darse cuenta ya estaba en la casa llamando al timbre. Tras varios minutos de insistencia, y al ver que nadie contestaba, agachó la vista dándose por vencida... pero de repente escuchó la voz de un niño:

- ¡Bonito culo! ¿A quién buscas?

Entonces se metió otra galleta en la boca y posó el bolígrafo.

5 comentarios:

Cucaracha homicida dijo...

No lloreis, coño. No lloreis que me voy a casar con ella.

Anónimo dijo...

+ te vale si no quieres convertirte en ...

Anónimo dijo...

Tenía dos posibles respuestas a sendos comentarios, y como no sabía cuál poner pongo las dos:

La primera opción era: Tranquilos amigos, seguiré siendo Viento hasta que me alcance la Parca.

La segunda opción (dirigida a los Homicidios de la Cucaracha) era: En los días venideros no firmes nada sin leer la letra pequeña, pues corres el riesgo de que sea un contrato asegurándome de que llegado el día te casarás conmigo. Hasta entonces, ¡a comer lentejas!

Y bueno, hasta aquí el desquicie de hoy. ¡Mañana más!

Luciérnaga dijo...

Tendré que revisar mi forma porque...

Creo que nadie entendió el final!

Pd: Mis ojos son marrones y pequeños. Sólo por si alguien VOLVIÓ A CONFUNDIR REALIDAD CON LITERATURA!!!!

Besoss!!!

Velocet dijo...

Jeje, muy bueno :)

Cómo que nadie entendió el final? Uh, un momento... igual yo tampoco lo entendí xD Pero calculo que para entender el cuento (que no degustarlo) sería suficiente con leer la primera, penúltima y última frase, no?

Bueno, quién sabe, muuuuuchas veces uno no se quiere tanto como debiera, así que posiblemente su deseo de tener un bonito culo fuese por culpa de una imagen distorsionada de ella misma :)

O no xD

^^'

Nice one :)