miércoles, 30 de enero de 2008

Creo

Diciembre,

veintiséis.


Salgo afuera

me dejo congelar los dedos

cada parte de mi cuerpo

lo suficiente como

para que al escribir

el dolor me visite

y se quede ya conmigo

emulando a aquellos poetas

que no han de infligirse

cuentos hirientes para

espesar la sangre

sobre el papel


Quiero sufrir

quiero escribir


Quiero sentirme como aquellos

a los que asfaltaron

los hijos de púrpura

en nombre de Dios.

Aquellos ceros de izquierda

a la derecha a los que

llevan siglos fundiendo

entre mármol carrara y zapato.


Aquellos que cayeron

sin callar

Para poder erigir sobre sus médulas

los pilares de una naturaleza

que nunca existió:

Dios!

rompió

[por tensión

los finos hilos

de las relaciones humanas.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Dios!
rompió
[por tensión
los finos hilos
de las relaciones humanas.

¡Sí!

=)

Anónimo dijo...

golpe en las costillas a la santa madre iglesia... genial golpe

Velocet dijo...

Éa, alegría! Entre las cuchilladas traperas en el costado que me están dando últimamente mis musas y estos pedazo de bicharracos de fichajes, me entran ganas de no salir de la cama. Cabrones!!

^^

Víktor Gómez Valentinos dijo...

Curioso, no es lo que parece. Más si. Y en cualquier caso, urgando en la llaga del ser y del tener, de la falacia y la verdad, del mercado y de la desesperanza, ¿quién Qué cómo Cuándo habra de decir sin posibilidad de error de la sustancia última de la vida?

Un abrazote

Viktor

Zwanzig dijo...

así da gusto
seguiremos informando
y buscando a la vez los encuadres matemétricos que tan olvidados andan

pasadlo bien