…Dice adiós,
demasiado, pero no al amor. Para amar ahora,
el portillo cerrado de las aguas contra su creciente quilla,
alegre buscará su hogar y alentará su corazón;
entre esa muchedumbre en marcha nunca se sentirá solo.
Para él, el amor no será más prolongado que un suave y florido suspiro
que aliente por las noches los pétalos de sus sentidos,
pero será un viento constante y omnipresente que de
ningún modo podrá nunca negar.
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