LA SEMANA FANTÁSTICA de Fernando Beltrán (La semana fantástica)
Viajo
de Cibeles a Sol,
camino a cualquier sitio, como siempre,
y en mitad de Ruanda,
rodeado por cebras y jirafas
que se estiran aún más en sus carteles
cuando me ven mirar.
El Corte Inglés anuncia
con bellezas letales
sus rebajas
de infarto.
Regreso a mis rodillas.
El periódico abierto todavía
por la hueca mirada de esa foto
que me hiela la sangre.
Una madre muriéndose en Ruanda
y junto a ella una niña
sin semblante, sin lágrimas
mientras el autobús avanza
camino a cualquier sitio, como siempre,
atrapado en la jungla del horario.
Y es curioso de pronto
comenzar a pensar y a preguntarse
de qué tribu serán
las personas de al lado.
Hay una rubia tutsie al fondo del pasillo
y una anciana muy hutu
sentada junto a mí,
molestándome a veces con la torpe
incusrsión de sus brazos.
También hay entre todas la personas
seis o siete sencillas de fichar.
Encorbatados tutsies
con el el gesto grapado a sus disfraces
y a su lado la trama milenaria
de los sufridos hutus de la calle.
Pero me dan más miedo el resto de los rostros.
Los ojos sin indicios.
Las frentes sin señales.
¿Serán hutus o tutsies?
¿Serán serbios o croatas?
¿Serán rojos o azules?
¿Serán pan o bocados?
¿Serán el blanco y negro de esta foto
o el festivo color de aquella valla publicitaria?
Regreso a sus rodillas.
Tienen razón las chicas del anuncio.
Mejor cambiar de bando,
tenderme fijamente
en el cuidado césped de sus faldas,
acribillar mis sueños
con los suaves obuses de sus piernas
desparándose al aire,
alzar el velo oscuro
que a veces me persigue
camino a cualquier parte.
Cerrar al fin el diario.
Apoyar mis dos manos
-la hutu con que grito
la tutsie con que amo-
en el tenue respaldo
de los días que pasan
y dejarme llevar por la alegría
de saber que ahora mismo
se celebra en Madrid
La semana Fantástica.
Poema de Antonio Orihuela (Para una política de las luciérnagas. Poema de la piel sobre la piel)
Ahora que todo arde,
te hablaré de los inocentes dentro de los inocentes.
En mitad de un arroyo
dos ciervos se miran
cercados por las llamas.
Un fotógrafo
está a punto de ganar un premio.
MARAT-SADE, 1998 de David Eloy Rodríguez (Once poetas críticos)
El problema ahora
es que hay muchos vigilantes
y pocos locos.
El problema ahora
es que la jaula está
en el interior del pájaro.
VIENTRES DE MADRID Y DE BAGDAD de Quique Falcón (Once poetas críticos)
«(…) la lógica de la guerra a todos sus niveles conduce al hermanamiento de todas sus víctimas civiles, sean éstas del bando que sean: un inesperado cordón umbilical parece unirlas todas y dejan sin argumentos, y completamente solos, a los señores canallas de la guerra».
(Eugen Drewermann: “Contra la injusticia”)
Sólo entonces
os he visto.
En la nuca partida del suelo iraquí.
Y en la sangre bramando por la grava de Atocha.
Y en el Pozo:
izando sus calambres tras una siembra triste,
los ombligos de los hombres
abiertos y a cuchilla por los perros del Amo.
Yo cuido de los vientres de las novias perdidas
—los hombros de los niños se han quedado sin hora;
cuido de las oraciones cansadas de la tierra
y del largo cabello de todos nuestros muertos.
Soy el pueblo sin puñal y tres veces devastado,
el silbo de una cuenta enmudecida.
Yo cuido de las flores y los peines:
soy un hombre en la altura de todas vuestras muecas.
Y escarbo en las costillas de la bestia
besando lo imposible que habla en vuestra sangre:
soy el hombre que cuelga de un ombligo,
la cólera enterrada en los pozos del mundo.
Y os digo:
que la lumbre tronará por los espejos
que un caballo volteará por vuestra boca
que siempre las heridas
de todos estos hijos
saldrán casi estallando por un fundado cielo.
Sólo entonces
os he visto,
a los unos y a los otros, sangre terca unida ahora.
Desde entonces sea el hombre:
yo bramo en vuestro propio
cordón umbilical.
Viajo
de Cibeles a Sol,
camino a cualquier sitio, como siempre,
y en mitad de Ruanda,
rodeado por cebras y jirafas
que se estiran aún más en sus carteles
cuando me ven mirar.
El Corte Inglés anuncia
con bellezas letales
sus rebajas
de infarto.
Regreso a mis rodillas.
El periódico abierto todavía
por la hueca mirada de esa foto
que me hiela la sangre.
Una madre muriéndose en Ruanda
y junto a ella una niña
sin semblante, sin lágrimas
mientras el autobús avanza
camino a cualquier sitio, como siempre,
atrapado en la jungla del horario.
Y es curioso de pronto
comenzar a pensar y a preguntarse
de qué tribu serán
las personas de al lado.
Hay una rubia tutsie al fondo del pasillo
y una anciana muy hutu
sentada junto a mí,
molestándome a veces con la torpe
incusrsión de sus brazos.
También hay entre todas la personas
seis o siete sencillas de fichar.
Encorbatados tutsies
con el el gesto grapado a sus disfraces
y a su lado la trama milenaria
de los sufridos hutus de la calle.
Pero me dan más miedo el resto de los rostros.
Los ojos sin indicios.
Las frentes sin señales.
¿Serán hutus o tutsies?
¿Serán serbios o croatas?
¿Serán rojos o azules?
¿Serán pan o bocados?
¿Serán el blanco y negro de esta foto
o el festivo color de aquella valla publicitaria?
Regreso a sus rodillas.
Tienen razón las chicas del anuncio.
Mejor cambiar de bando,
tenderme fijamente
en el cuidado césped de sus faldas,
acribillar mis sueños
con los suaves obuses de sus piernas
desparándose al aire,
alzar el velo oscuro
que a veces me persigue
camino a cualquier parte.
Cerrar al fin el diario.
Apoyar mis dos manos
-la hutu con que grito
la tutsie con que amo-
en el tenue respaldo
de los días que pasan
y dejarme llevar por la alegría
de saber que ahora mismo
se celebra en Madrid
La semana Fantástica.
Poema de Antonio Orihuela (Para una política de las luciérnagas. Poema de la piel sobre la piel)
Ahora que todo arde,
te hablaré de los inocentes dentro de los inocentes.
En mitad de un arroyo
dos ciervos se miran
cercados por las llamas.
Un fotógrafo
está a punto de ganar un premio.
MARAT-SADE, 1998 de David Eloy Rodríguez (Once poetas críticos)
El problema ahora
es que hay muchos vigilantes
y pocos locos.
El problema ahora
es que la jaula está
en el interior del pájaro.
VIENTRES DE MADRID Y DE BAGDAD de Quique Falcón (Once poetas críticos)
«(…) la lógica de la guerra a todos sus niveles conduce al hermanamiento de todas sus víctimas civiles, sean éstas del bando que sean: un inesperado cordón umbilical parece unirlas todas y dejan sin argumentos, y completamente solos, a los señores canallas de la guerra».
(Eugen Drewermann: “Contra la injusticia”)
Sólo entonces
os he visto.
En la nuca partida del suelo iraquí.
Y en la sangre bramando por la grava de Atocha.
Y en el Pozo:
izando sus calambres tras una siembra triste,
los ombligos de los hombres
abiertos y a cuchilla por los perros del Amo.
Yo cuido de los vientres de las novias perdidas
—los hombros de los niños se han quedado sin hora;
cuido de las oraciones cansadas de la tierra
y del largo cabello de todos nuestros muertos.
Soy el pueblo sin puñal y tres veces devastado,
el silbo de una cuenta enmudecida.
Yo cuido de las flores y los peines:
soy un hombre en la altura de todas vuestras muecas.
Y escarbo en las costillas de la bestia
besando lo imposible que habla en vuestra sangre:
soy el hombre que cuelga de un ombligo,
la cólera enterrada en los pozos del mundo.
Y os digo:
que la lumbre tronará por los espejos
que un caballo volteará por vuestra boca
que siempre las heridas
de todos estos hijos
saldrán casi estallando por un fundado cielo.
Sólo entonces
os he visto,
a los unos y a los otros, sangre terca unida ahora.
Desde entonces sea el hombre:
yo bramo en vuestro propio
cordón umbilical.
LAS MANOS de David González (Algo que declarar)
Las manos,
me decían mis padres
antes de sentarme
a la mesa a comer,
lávate bien las manos.
No alcanzaban
a comprender
que los niños
las tenemos siempre
limpias.
(Foto de Luis Vence)
4 comentarios:
Once poetas críticos sobre la mesa de tu cuarto. Al parecer hay cosas más interesantes que el análisis de texto.
Y no sólo!!
Madre mía, maldita poesía, estoy alterada. me bate el pecho a mil.
Es posible que haya perdido mucho tiempo copiando poemas, es posible que no tenga la nota que deseo, pero espero haber conseguido otras cosas.
Maldita poesía, incapaz de que me deje indiferente un buen poema... pero estos extremos, me pregunto si será normal.
Para qué las drogas si hay poesía?
Señor Beltrán, quisiera que el mundo estuviera conformado por gente tan sensible como usted.
La impecable y provocativa intertextualidad de la antología, el afilado y flexible acero de los floretes, la aguda y precisa técnica de los duelistas, nos deja para un combate a primera sangre los poemas que dicen del futuro, sus espectativas, del presente, sus refriegas y alborotos, del pasado, su traición y desmemoria.
Buena selección
buena relectura,
Tu Viktor
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