martes, 22 de abril de 2008

ABISAL
De retorno,
tras un naufragio inevitable
en el pasado y el delirio,
bajo la sombra de un acantilado,
se desintegra una certeza
con cada golpe de ola,
para tornarse abismo lo que fue universo.

Y todo se detiene en una estación extraña,
entre las ruinas de las naves industriales,
inmerso en una vorágine de voces
e imágenes confusas
que se lamen y presagian el final más triste
y amargo.

Todo se detiene en una estación extraña,
entre las ruinas de las naves industriales...

Protege el padre al hijo entre sus brazos
y en sus ojos, que no cuestionan,
no hay océanos de llanto estéril,
sino un abrazo perdurable,
un indicio de esperanza.


2 comentarios:

Víktor Gómez Valentinos dijo...

Javier:

Un abrazo perdurable,
así se siente tu poética.

Cuídate bueno, compa

Viktor

Sergio dijo...

La esperanza del abrazo de un niño...
genial amic