resulta que Arturo tiene un problema
entre las manos
un problema que resulta frío o inmóvil
así lo entiende
como un contratiempo invernal
una ventisca grande
o algo más álgido e inestable
digo que es Arturo padre
quien se retuerce en cábalas
mientras sus manos se congelan
en los índices de la muerte
/síntoma tras síntoma/
engalana con flores su inconveniente
enciende linternitas
no bombillas de esqueletos firmes:
lamparillas de aceite
bujías de cera virgen/
porque balbucean y reconoce en ellas
el temblor que le ocupa
y le parece así que por Arturo hijo
pasea un tanto de vida
una sonrisa de taninos
una menos muerte
/tristeza le sobra desde ayer/
no son el mismo problema sus manos frías
que sus manos frías
y por primera vez consigue llorar vapor
como perfume de begonias
gotea en los labios
resbala por lo más exterior
-no solloces, boca hija-
/dice Arturo padre/
sabiendo que nada líquido mana
su lengua de carbón vegetal azulísima
Julio Obeso
1 comentario:
¿¿Cuántos Julios habitan en tu nombre??
Tu Viktor
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