El juez me pidió encarecidamente
una descripción rigurosa de los hechos.
Por qué mentir, me dije.
Para qué ha venido usted al mundo, le dije.
Para juzgar.
Y yo no sé muy bien para qué he venido exactamente.
Esa es la diferencia primordial,
la que me lleva a estar sentado
a este lado
del mundo.
1 comentario:
Adrian, te sigo.
Y es un caminar satisfactorio.
Un abrazo
Viktor
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