XXXIII
EMBRIAGAOS
Hay que estar siempre embriagado. Todo consiste en eso: es la única cuestión. Para no sentir la carga horrible del Tiempo, que os quiebra los hombros y os inclina hacia el suelo, tenéis que emborracharos sin tregua.
Pero ¿de qué? De vino, de poesía o de virtud, de lo que queráis. Pero embriagaos.
Y si en alguna ocasión, en las gradas de un palacio, sobre la hierba verde de un foso, en la sombría soledad de vuestro cuarto, os despertáis, disminuida ya o disipada la embriaguez, preguntad al viento, a la ola, a la estrella, al ave, a todo lo que huye, a todo lo que rueda, a todo lo que canta, a todo lo que habla, preguntadle la hora que es; y el viento, la ola, la estrella, el ave, el reloj, os responderán:
-¡Es hora de emborracharse! Para no ser esclavos y mártires del Tiempo, embriagaos sin parar. De vino, de poesía o de virtud; de lo que queráis.
CHARLES BAUDELAIRE
De Pequeños poemas en prosa, 1862.
3 comentarios:
oh sí!
THANKS!
¡Gracias por este poema de Baudelaire! Aun así es un poco desalentador que haya que estar siempre embriagado ¿no?, sea de poesía, de virtud o de alcohol, muestra nuestra inevitable vulnerabilidad frente al Tiempo y la fugacidad de la vida. Aun así, como es de sabios reconocer sus debilidades y errores...¡¡embriaguemonos!
Un abrazo
¡Hola Elena! Bueno, puede que en un principio pueda parecer desalentador, pero creo que la embriaguez y el entusiasmo no tienen porqué estar forzosamente vinculados al éxtasis religioso, o al que provoca la ingestión de sustancias psicotrópicas, etílicas o lo que sea... Vamos, que a mí me parece -o así lo siento cuando leo este poema- que el auténtico secreto reside en empaparse hasta los huesos de todas las cosas buenas que nos suceden y de las que disfrutamos justo en ese preciso momento, dejando de lado -aunque sólo se trate de instante- nuestro lado más racional y previsor, para poder saborear plenamente cada segundo de nuestra estancia en la tierra, de una forma más instintiva o primitiva; más natural. Pero en fin...Esto no son más que divagaciones mías...
¡Un abrazo!
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