El reloj ha muerto.
Han muertos sus horas y sus minutos
Y han muerto también sus segundos.
El reloj ha muerto
Y ha matado mi tiempo,
Ha apagado las luces
Y ha encendido las noches
Ahora cuando el crepúsculo
Parecía dejarme sólo.
El reloj ha muerto,
Y en esta quietud
Que atenaza las olas,
Que convierte en piedra
Las laderas de las montañas
Y que congela el goteo
De los jueces de esta clepsidra
Me encuentro.
Cuando pesa el momento,
Y el aire es chatarra
Y las calles son cloacas
Y las playas vertederos
De arena,
Entonces, recuerdo la manecilla
Que encorva mi espalda
E intento darle cuerda.
Pero la palanca arde
Y mis dedos sufren quemaduras
De segundo grado
Y huyen buscando el hielo
A los glaciares de otro mundo.
La manecilla permanece quieta.
2 comentarios:
"tempus fugit"
Javi:
Un asunto que a todos nos interpela.
Decía un poeta que lo que nos mata es la vida. Claro,
ahora que a veces es difícil no rebelarse de las maneras con que juegan el tiempo y la nada con las probabilidades del devenir.
Un abrazote
Víktor
Hola compañeros de la palabras, he llegado hasta aquí no sé cómo y me quedo un rato leyendo, disfrutando la literatura. Desde el sur de Argentina les mando un abrazo y les dejo mi blog con poesía escrita por estos lugares (sergiosarachu.blogspot.com)
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