Que me traigan a ese cirujano
Que me lo traigan
Que tengo que decirle cuatro cosas
Que me lo traigan
Que tengo que decirle cuatro cosas
Ni el desgarro de una lágrima
se impuso
sobre el dolor de sus ojos
profundos sabuesos
de mirar y no ver más
allá del cielo que pintaba ayer
la mano del dibujante gitano
en la esquina de la calle Caballeros
El saber que ya, no
nunca, fin.
Abrazar el aire
y apretarse a él
abrazar las nubes
y que sean nubes.
4 comentarios:
Sobre todo que sean nubes.
(Aquí de esas tenemos unas cuantas demasiadas)
Si le vas con ese rollo a un cirujano te dice que te operes tú sólo.
¿era imposible?
Quizá el poema
descuelgue eso
que no está aquí,
en la mirada fría
y templada de un
cirujano. Detrás,
-fina oscuridad
parca en detalles-
comienza de nuevo
el tactil aprendizaje.
Mark:
A mi, particularmente, éste poema me interroga sobre la urgencia de ver sin ver. Y sobre la soledad del que espera en su abrazo la correspondencia gaseosa de lo deseado. Y sobre la castración y sobre lo impensable. Sobre la luz que no es luz, sino desgarro. Sobre nubes que son nubes, ya no lienzo, imagen, ideal...
Esto que torpemente re-escribo, esta relectura apresurada, poco es. No llega ni al matiz del título, que por si mismo es ya poema.
Un abrazote
Víktor
supongo que habla de las apariencias y de la dificultad escrutar las cosas
PD de mi propuesta de texto:
Acabar,
pidiendo que el viento pare
Publicar un comentario