lunes, 20 de octubre de 2008

Conferencia: El taponamiento del desgarro de una lágrima

Que me traigan a ese cirujano
Que me lo traigan
Que tengo que decirle cuatro cosas



Ni el desgarro de una lágrima
se impuso
sobre el dolor de sus ojos
profundos sabuesos
de mirar y no ver más
allá del cielo que pintaba ayer
la mano del dibujante gitano
en la esquina de la calle Caballeros

El saber que ya, no
nunca, fin.
Abrazar el aire
y apretarse a él
abrazar las nubes
y que sean nubes.

4 comentarios:

Cucaracha homicida dijo...

Sobre todo que sean nubes.

(Aquí de esas tenemos unas cuantas demasiadas)

Anónimo dijo...

Si le vas con ese rollo a un cirujano te dice que te operes tú sólo.

Víktor Gómez Valentinos dijo...

¿era imposible?
Quizá el poema
descuelgue eso
que no está aquí,
en la mirada fría
y templada de un
cirujano. Detrás,
-fina oscuridad
parca en detalles-
comienza de nuevo
el tactil aprendizaje.

Mark:

A mi, particularmente, éste poema me interroga sobre la urgencia de ver sin ver. Y sobre la soledad del que espera en su abrazo la correspondencia gaseosa de lo deseado. Y sobre la castración y sobre lo impensable. Sobre la luz que no es luz, sino desgarro. Sobre nubes que son nubes, ya no lienzo, imagen, ideal...

Esto que torpemente re-escribo, esta relectura apresurada, poco es. No llega ni al matiz del título, que por si mismo es ya poema.

Un abrazote

Víktor

Zwanzig dijo...

supongo que habla de las apariencias y de la dificultad escrutar las cosas


PD de mi propuesta de texto:

Acabar,
pidiendo que el viento pare