Carta abierta a Iken
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I
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Qué acero no atraviesa un vientre?
Así,
la fuga de uñas
y el estallido de ausencias
------------ arañan
las paredes en la que estoy preso
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recibir una hora de patio,
en ese cuadrilatero del sinsentido,
------------ dejar que el aire nos revista
de horizonte
será capaz de hacernos olvidar
noches de veintitres horas?
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II
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Vengo por una calle desandada. Oigo un rumor,
miro al escaparate.
Los comensales, enamorados, golosos,
no pierden el tiempo.
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Paseo errabundo,
desconocidos se cruzan y les miro su indiferencia
porque soy invisible.
--------------------------- Crees tú que sirve de algo
no tener ataduras
no tener pertenencias que perder
días que malograr
tabaco que compartir?
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III
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Bajo del autobús y miro un cartel antiguo.
Joder, recuerdo que hace unos meses
estaban preparando la llegada del Héroe
y los vivos colores
me dejarón unos segundos hipnotizado.
En el banco gris
justo bajo la gran pancarta un viejo borracho
con la cabeza agachada,
había vomitado y esperaba a nadie, sin prisas.
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Bajar al lugar que nos vivió amargamente, amar
ese lugar sin el acero mortal en las entrañas,
abajar
sin mejor patrimonio que la bondad del olvido,
es suficiente para no ver claro?
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IV
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Con pena me miran dos pequeños hijos de puta,
aterciopelados en sus orondas carnes,
impasibles, cínicos, decididos a defender
a puntapies
cien euros día.
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Uno de ellos fue profesor mío.
En su bolígrafo la tinta
era color sanguijuela. Reía cuando daba cifras como
el setenta y siete por ciento de la clase a suspendido.
Evaluaba a las muchachas
después de las ocho de la tarde.
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En mi despiste no le veo. Avanzo. Y él, detrás mío,
cuchichea.
"Este fue el que desapareció hace ocho años para
irse a Lisboa a estudiar y mira...!"
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No le oigo, deambulo ensimismado
recordando
cómo era esta ciudad
cómo fueron mis mejores peores meses
de mi vida.
-------------------------- ... valió la pena, ahora lo se.
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V
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En la esquina hay un quiosco y detrás
una librería
y dentro una sección de poetas con el gran descubrimiento
de Visor,
un joven con acné y cara de avispa
que se hace llamar Iken Zabala de Itxazo
Publicó un solo poemario. Ganó el premio de la crítica
y el más popular entre los populares.
------------------ Ganó el exilio, la muerte de la inocencia,
otra manera de hacerse invisible.
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VI
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En la habitación de Iken
recojo correspondencia. Y un sobre sin carta
de una noche de borrachera y miedo
en la que escribí veinte seis poemas y un disparo.
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Hubo un tiempo
en el que las balas eran de saliva
y yo un suicida entre sus brazos.
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Ahora, no puedo morir, soy invisible
no me hieren los enemigos
no me aman
no encuentro razones para huir
ni para regresar
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Escribo esto y cierro el tambor del revólver.
Hoy es ayer. Mañana
saldrá para Lisboa un avión sin tí.
¡
3 comentarios:
Es tuyo, Víktor?
¿O lo sacaste de la web aquella de poesía vasca que, por cierto, cuál es?
Lo cierto es que me gusta bastante, sí. Es la primera impresión, prometo ser más concreto en cuanto el tiempo me lo permita.
Un abrazo
yo también quiero ser invisible...
Casi casi, el poema te permite adentrarte en su historia y creer que lo entiendes todo. La gracia está en que siempre queda algo para el autor.
Perdón por estar desaparecida! Las cosas ya vuelven a su cauce, sin exámenes ni viajes, jejeje
Un abrazo!!
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