Dicen que nuestra alma pesa
21 gramos.
Dicho así no parece más que simple mercancía.
Carne de aduana y trapicheo.
Y estamos en tiempos
de intermediarios y representantes y porteadores y asalariados
y convenios y productividad
y demás jerga del mundillo.
Tiempos, por abreviar, de mercadeo.
Teniendo en cuenta que hay 21 gramos disponibles
de una materia prima
escasa,
decidme
quién va a salir ganando
y por qué iba a tener que venderme
antes de muerto.
5 comentarios:
Perfect !!
Lo has clavado. Buenísima interacción entre ciencia, razón, humor, verdad, coraje, resistencia, generosidad, poesía y vida.
Adrian, de verdad, éste es un GRAN POEMA.
Transmite con perfección inefable una sencilla verdad que por poco oída parece extraordinaria.
Tu Víktor
Perfect !!
Lo has clavado. Buenísima interacción entre ciencia, razón, humor, verdad, coraje, resistencia, generosidad, poesía y vida.
Adrian, de verdad, éste es un GRAN POEMA.
Transmite con perfección inefable una sencilla verdad que por poco oída parece extraordinaria.
Tu Víktor
adrián... quién si no.
yeah, este chico me encanta!
Invertir, comprar, vender, cotizar en el mercado de valores, canjear. O también atesorar celosamente nuestros valiosos 21 gramos.
Me has hecho pensar, y definitivamente, me decanto por regalarlos.
Los 21 gramos, consumirlos en las 4, 3, 2, 1 personas que lleguen a merecerlos. Y dejar a la muerte con las sobras de la carne seca.
Un saludo ;)
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