miércoles, 11 de junio de 2008

Paso por delante del
colegio de educación especial
que hay en mi barrio
y me paro a contemplar
a todos esos chicos disfrutando
de su momento de asueto
detrás de la verja.
Y pese a que ellos son los que están
más allá de la valla
me pregunto si no seremos
nosotros realmente
los que estamos encerrados
en un mundo
de convenciones y normativas
que a ellos,
por suerte, podría decirse,
les es ajeno.

4 comentarios:

Víktor Gómez Valentinos dijo...

"Y pese a que ellos son los que están
más allá de la valla
me pregunto si no seremos
nosotros realmente
los que estamos encerrados"

NO NECESITA COMENTARIOS.

Si, una lectura que respire y salte sobre la quietud de la empalizada.

Tu Viktor

Anónimo dijo...

Si no tienes nada sobre lo que escribir cállate la boca y no digas mas evidentes tonterias de un tema tan manido como delicado, haznos a algunos ese favor.

Anónimo dijo...

Vamos a ver, al anónimo desubicado:
Se encuentra usted en un blog.
En los blogs no se hacen favores.A pedir favores,a Lourdes

Anónimo dijo...

¿ve? usted también está inmerso en ese mundo de convenciones y normativas. el anónimo prototípico e irrespetuoso.

creo no haberle faltado a nadie el respeto con el poema, quizá no lo haya tratado con la delicadeza que exige el hecho de que detrás del tema haya personas de carne y hueso. pero su firma no hace si no reivindicar mi tendencia misantrópica.

así que, anónimo de la poética manida (tan manida como su actitud), a vender lechugas al fontán.


buena noche