jueves, 15 de mayo de 2008

Un exquisito lunar púrpura y una semilla sin mácula
La baba negra que colgaba de la negra boca y del sexo
Derrotaba sin más, sobre tus ojos
Mil ejércitos
Y después
Esa lástima plantada en tu vientre o más abajo
El estertor último del vampiro agazapado
Con el miedo del amanecer

Sin embargo ahora lo sé:
Desharía con mis uñas todo el amor que te hice.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

¡oh si!

Javier Uve dijo...

¡Saludos Angus! Me parece magnífico el último verso. Hay en todo el poema (y en algunos de los textos que te he leído) un lenguaje atractivo y peculiar, que parece surgir espontáneamente como la idea misma, aunque imagino que en realidad, detrás de todo existe un trabajo de selección y trenzado bastante acertado, desde mi punto vista.
Te sigo leyendo.

Víktor Gómez Valentinos dijo...

Es cierto. El último verso, ese cierre da sentido y fuerza a todo el texto.

Te sigo con interés, Angus. Tu poesía llega, suma, me remueve por dentro.

Un abrazo

Viktor